Toxicidad por agentes medioambientales

toxicidad

Cuestiones medioambientales como el calentamiento global, la erosión de la capa de ozono y el uso excesivo de pesticidas y otros químicos son muy preocupantes, especialmente porque afectan a la calidad del agua y de los alimentos, así como a nuestro nivel de exposición a la radiación y los metales pesados. El sistema inmunológico es la última línea de defensa contra estos ataques, una red compleja que nos protege de los agentes infecciosos (virus y bacterias, entre otros microorganismos), los alergenos (sustancias que inducen reacciones alérgicas) y otros patógenos (sustancias que causan enfermedades). Cuando alguna sustancia extraña amenaza al organismo, éste reacciona formando anticuerpos y produciendo más glóbulos blancos para combatir al intruso. Los riñones y el hígado trabajan para librar al organismo de las toxinas. El correcto funcionamiento del sistema inmunológico es, pues, vital para tener una buena salud y una nutrición adecuada es cada vez más importante para ayudar a nuestro cuerpo a limpiarse de toxinas.

Hay minerales necesarios para sostener la vida, como el calcio y el cinc. Otros minerales, como el cobre, son esenciales en pequeñas cantidades, pero se vuelven tóxicos en mayor cantidad. Hay algunos minerales que no sólo carecen de valor nutritivo, sino que son tóxicos en cualquier cantidad. Esos metales tóxicos — plomo, aluminio, cadmio y mercurio — han invadido nuestro medio ambiente, constituyen una amenaza para nuestra salud y afectan al funcionamiento de nuestros órganos. Los pesticidas, los herbicidas, los insecticidas, los fungicidas, los fumigantes y los fertilizantes que contienen esos metales y otras sustancias tóxicas van a dar al suelo y, en consecuencia, a los alimentos que consumimos. Los aditivos, los preservativos y los colorantes artificiales saturan los productos de nuestros supermercados. Las frutas y los vegetales se rocían y se tratan con agentes que aceleran el proceso de maduración; además, se enceran para que su apariencia sea más atractiva. El aire y el agua están contaminados con químicos tóxicos y con desechos peligrosos.

La contaminación de los espacios interiores es especialmente grave. Estudios realizados por la U.S. Environmental Protection Agency (EPA) indican que la calidad del aire dentro de nuestros hogares, escuelas y lugares de trabajo es muchas veces entre dos y cinco veces peor que en el exterior — y a veces hasta cien veces peor. Las personas pasamos hasta el 90 por ciento de nuestro tiempo en el interior, lo que aumenta nuestra exposición a elementos tóxicos. Esta exposición parece haber aumentado en años recientes debido a la construcción de edificios herméticos, pensados en su eficiencia energética, y de productos químicos. Los contaminantes interiores son tan variados como las enfermedades que pueden producir. Entre los productos de uso corriente y los factores ambientales que pueden afectar a la salud están desinfectantes, esprays para el cabello, pinturas, solventes, plomo, amianto (asbestos), monóxido de carbono, artículos para la cama, pelo de animal, pesticidas, polen, radón, productos de limpieza para el hogar, polvo y moho, así como campos electromagnéticos y radiación de bajo nivel de los monitores de televisión y ordenadores. Algunos productos de uso doméstico emiten compuestos volátiles que van a dar al aire, como el estireno del plástico, el benceno de los disolventes, el 4phenylcyclohexene (4PC) de las alfombras y el formaldehído de los productos fabricados con madera (por ejemplo, muebles de madera prensada y muebles de cocina). Las prendas de planchado permanente y los plásticos emiten trazas de vapores tóxicos. El humo de cigarrillo, de cigarro y de pipa eleva el nivel de las sustancias tóxicas no sólo en el fumador sino, también, en los no fumadores que se exponen a ambientes con humo. La exposición a estas sustancias puede agravar las alergias y atacar el sistema inmunológico, facilitando el camino al desarrollo de enfermedades graves.

Cuando éstos y otros agentes contaminantes del ambiente invaden nuestro organismo, pueden producir reacciones como lagrimeo, diarrea, náuseas, malestar estomacal y zumbidos en los oídos. Los síntomas de toxicidad por agentes medioambientales son tan variados que también pueden incluir asma, bronquitis, congestión nasal, artritis, fatiga, dolor de cabeza, eccema y depresión. Si usted presenta crónicamente síntomas similares a la gripe, es probable que el culpable no sea un virus. Quizás usted está reaccionando a algún material o a algún elemento de su casa o de su lugar de trabajo. La exposición a toxinas medioambientales se ha asociado con deficiencia inmunológica y con cáncer. En los niños también se ha relacionado con el bajo rendimiento escolar y diversos problemas de comportamiento, emocionales y de aprendizaje.

Aun cuando los síntomas de la toxicidad por agentes medioambientales y los de las alergias ambientales se parecen mucho, sus causas son muy diferentes. Por una parte, las alergias son el resultado de una reacción excesiva del sistema inmunológico a alguna sustancia del entorno. Por otra parte, la toxicidad medioambiental no es causada por una reacción del sistema inmunológico, sino por el envenenamiento directo de los tejidos o de las células, por lo cual dejan de funcionar correctamente. Mientras que las reacciones alérgicas por lo regular empiezan a ceder cuando cesa el contacto con el alergeno, los problemas de toxicidad pueden persistir mucho tiempo después, dependiendo del tipo y del alcance del daño que las toxinas han ocasionado.

Recomendaciones

  • Incluya en su dieta fuentes de fibra, como el producto Aerobic Bulk Cleanse (ABC), de Aerobic Life Industries, salvados de avena y de trigo. La pectina de manzana también es provechoso.
    Nota: Nunca tome fibra en suplemento junto con otros suplementos o medicamentos.
  • Tome solamente agua destilada al vapor.
  • En lo posible, utilice sólo productos no tóxicos para la limpieza. Muchos desinfectantes, productos de limpieza en seco y otros utilizados en el hogar tienen contenidos tóxicos. Afortunadamente, existen alternativas respetuosas con el medio ambiente. Por ejemplo, se puede hacer un desinfectante no tóxico y efectivo mezclando 1/2 taza de bórax con un galón de agua caliente. Para limpiar los tuberías, por ejemplo, puede verter 1/4 de taza de balcing soda por el desagüe de la cocina o bario seguido de 1/2 taza de vinagre. Cierre el desagüe hasta que pare el burbujeo generado y luego deje correr bien de agua caliente para acabar de limpiar.
  • Para aliviar los síntomas, utilice un purificador de aire o un ionizador. Estos aparatos eliminan del aire el olor de los animales, las bacterias, el polvo, el polen, el smog y el humo.
  • Someta su hogar y lugar de trabajo a un test de radón para comprobar si existe contaminación por este gas radioactivo. Normalmente ocurre de forma natural, al emanar de la tierra y penetrar por grietas y aperturas en los muros y suelos. Se cree que es la segunda causa de cáncer de pulmón. En muchas ferreterías se pueden encontrar kits para realizar la prueba. Si se comprueba la existencia de radón, normalmente basta con sellar las grietas y aumentar la ventilación en las zonas de los sótanos para corregir el problema.
  • Si tiene electrodomésticos que queman combustible, como calentadores de agua, fogones, radiadores de keroseno o de gas, tenga mucho cuidado con las emisiones de monóxido de carbono. Asegúrese de que todos los aparatos tengan los respiraderos bien ajustados y de que la casa está bien ventilada. Nunca ponga en marcha el auto dentro del garaje. El monóxido de carbono es un gas incoloro e inodoro. Cuando se inhala en cantidad suficiente, entra en el torrente sanguíneo y se mezcla con los glóbulos rojos, privando al sistema de oxígeno. Entre los primeros síntomas de envenenamiento por monóxido de carbono están dolores de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, fatiga y confusión. La exposición continuada puede provocar coma y, en última instancia, la muerte. Unos quinientos estadounidenses mueren cada año por esta causa, muchos de ellos envenenados por el humo del motor de su vehículo. Se pueden adquirir detectores de monóxido de carbono en las ferreterías. La mayoría de los códigos de construcción actualmente exigen detectores de esta sustancia en los hogares, y si usted se dispone a vender su casa, incluso si es antigua, casi todos los estados requieren que esté equipada con detector antes de su venta.
  • Para reducir su exposición al gas natural, a los pesticidas, al radón, al humo y a otros químicos domésticos, ventile muy bien su hogar. Reemplace el aglomerado de los pisos (particleboard subfiooring) por triplex (exteriorgrade plywood) que no contenga formaldehído. La madera se debe sellar con un producto no tóxico.
  • Utilizando las herramientas apropiadas, retire tanto del interior como del exterior de su hogar la pintura que esté descascarada. La pintura que se utilizaba antes contenía residuos tóxicos de plomo. Cualquier pintura de más de 30 arios probablemente contiene plomo. 
  • Cambie con frecuencia las bolsas de su aspiradora. La mayoría de esas bolsas filtran mal el polvo, el polen, los ácaros del polvo y otras partículas potencialmente nocivas. Cuando vaya a comprar una nueva aspiradora, elija un modelo en el cual la bolsa quede aislada dentro de un compartimiento muy bien sellado o que tenga un filtro HEPA.
  • No fume y no deje que otras personas fumen en su hogar o en su automóvil.
  • No utilice insecticida l e'n espray ni trampas químicas. Si requiere los servicios de un fumigador, contrate a alguien que tenga la licencia correspondiente y que utilice insecticidas no tóxicos.

Aspectos para tener en cuenta

  • La mayoría de las sartenes y cazuelas con que cocinamos dejan residuos en la comida. Algunos de estos metales, como el hierro de las sartenes de hierro colado, incluso pueden ser beneficiosos. Pero otros son dañinos, como el aluminio — y otros metales— que se dispersan al cocinar con instrumentos recubiertos con esos materiales.
  • Si usted experimenta alguno de los síntomas que se han enumerado, consulte con un alergólogo que le ordene un RAST (radioallergosorbent test) para determinar si el problema es de origen alérgico. También le conviene hacerse un análisis de cabello para determinar el nivel de sustancias tóxicas de su organismo.
  • Las inyecciones de extracto de hígado han sido eficaces para algunas personas.
  • El amianto antes se utilizaba comúnmente en una gran variedad de productos y materiales de construcción, por lo que todavía puede estar presente en edificios construidos o renovados entre 1900 y 1970. El amianto no resulta nocivo si se mantiene intacto y sólido. El problema surge si se deteriora y sus fibras llegan al aire. Estas fibras, que son tan pequeñas que pueden traspasar las bolsas de las aspiradoras, pueden penetrar en los pulmones y adherirse a los delicados tejidos internos, abriendo la puerta a diversas enfermedades, como cáncer, asbestosis y mesotelioma, un tipo de tumor. Los cánceres de la laringe, la cavidad oral, los riñones y el colon a veces se atribuyen también al amianto. La limpieza y eliminación del amianto sólo debe hacerlo un contratista especializado y calificado.
  • Uno de los artículos domésticos que más problemas ocasiona es la alfombra. Se ha demostrado que algunos de los químicos que se utilizan en las alfombras afectan adversamente a la salud. Uno de esos químicos es el 4phenylcyclohexene (4PC), un residuo de la producción del estirenobutadieno. Esta sustancia se emplea en el reverso de muchas alfombras. Los productos que resultan de la descomposición del estirenobutadieno también son potencialmente tóxicos. Lavar las alfombras con champú es particularmente nocivo para la salud. Al lavar la alfombra con champú, el reverso permanece húmedo mucho después de que la superficie principal se ha secado. Esa humedad se convierte en caldo de cultivo de miles de microorganismos que pueden causarle estragos a nuestro organismo. La humedad también se puede colar al piso sobre el cual está colocada la alfombra, que en muchas casas y edificios es de aglomerado de madera procesada y colas a base de formaldehído. Cuando el aglomerado se humedece, el formaldehído puede liberar al aire.

Contáctenos

Anberman Tecnologías S.L.
Avda. Quitapesares 8 nave 10
28670 Villaviciosa de Odón - Madrid

Telf. (+34) 912 333 686
Fax (+34) 512 700 511
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Catálogo de productos

Obtenga información completa de nuestra gama de productos disponible en todo momento en formato Adobe Acrobat (PDF).  Si desea una copia impresa solicítela a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y se la enviaremos por correo.

cat03

Pedidos

Si es un profesional del sector puede realizar sus pedidos al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o al teléfono 912 333 686.