Anorexia nerviosa

anorexia

En 1873 se utilizó por primera vez el término anorexia nerviosa. La revista médica The Lancet publicó un artículo en el cual un médico denominó así al trastorno del cual sufren las personas que, a pesar de estar delgadas y débiles, insisten en que deben bajar de peso y dejan de consumir la cantidad de alimentos necesarios para seguir con vida.

La anorexia nerviosa es un trastorno psicológico de la alimentación que se caracteriza por el rechazo a la comida hasta el punto de llegar a la inanición. Otros síntomas son un temor intenso a engordar que nunca abandona a la persona, no importa cuán delgada llegue a estar; exceso de actividad y obsesión con el ejercicio físico, sentimientos negativos acerca del propio cuerpo, profundos sentimientos de vergüenza, y abuso del alcohol y/o de las drogas. El 95 por ciento de quienes sufren de anorexia nerviosa son mujeres, condición que suele presentarse por primera vez durante la adolescencia. La escala de este problema, especialmente entre las mujeres jóvenes estadounidenses, ha aumentado espectacularmente durante la última década. Según datos de la National Association of Anorexia Nervosa and Associated Diseases (ANAD), se calcula que ocho millones de estadounidenses (siete millones de mujeres y uno de hombres) luchan contra la anorexia. Los trastornos alimentarios no se limitan a las jóvenes adolescentes; las mujeres de más de cuarenta años también sufren este trastorno. Los médicos sospechan que ello puede deberse a la falta del neurotransmisor serotonina, lo que produce problemas psicológicos relacionados con la anorexia y la bulimia.

Algunas personas aquejadas por la anorexia nerviosa sencillamente dejan de comer; otras se inducen el vómito o toman laxantes inmediatamente después de comer, y otras hacen las tres cosas. La mayoría de las personas que presentan anorexia experimentan una sensación normal de hambre al principio de la enfermedad, pero aprenden a pasarla por alto. A pesar de que rehúsan comer, suelen vivir obsesionadas con la comida y pueden pasar largas horas fantaseando acerca de ella, leyendo recetas de cocina o incluso preparando complicados platos para los demás. Otra característica de la anorexia nerviosa es que las personas que sufren de ella no sólo niegan que tienen un problema, sino que insisten en que no comen porque "no tienen hambre" y en que necesitan perder todavía más peso.
Muchas mujeres anoré)dcas también son bulimicas. La bulimia nerviosa se define como el consumo de cantidades excesivamente grandes de comida durante lapsos cortos ("binging"), lo cual va seguido de vómito autoinducido o del uso de diuréticos o purgantes. (Ver BULIMIA.) Cuando la persona sufre tanto de anorexia como de bulimia, se dice que tiene bulimarexia.

La anorexia puede producir falta de peso, debilidad extrema, vahídos o desvanecimientos, fin de la menstruación, inflamación del cuello, úlceras y corrosión del esófago, desgaste del esmalte de los dientes posteriores a causa del vómito, ruptura de vasos sanguíneos en la cara, pulso lento y presión arterial baja. Ha habido casos excepcionales en los cuales cucharas y elementos utilizados para inducir el vómito se han atascado en el tracto digestivo, haciendo inevitable una intervención quirúrgica. Entre los cambios fisiológicos sistémicos que se pueden presentar en las personas anoréxicas están problemas de la glándula tiroides, alteración de la frecuencia cardíaca y secreción irregular de la hormona del crecimiento y de las hormonas cortisol, gonadotropina y vasopresirina.

Cuando la conducta anoréxica se prolonga, se presentan complicaciones relacionadas con la inanición. Los desequilibrios electrolíticos generados por los bajos niveles de potasio y sodio producen deshidratación, espasmos musculares y, por último, paro cardíaco. Los laxantes agotan el potasio del organismo. La hipocaliemia (deficiencia de potasio en la sangre) es uno de los problemas más graves que afronta la persona anoréxica. La hipocaliemia crónica puede alterar la frecuencia cardíaca, lo que a su vez puede ocasionar insuficiencia cardíaca y, por último, la muerte.

Al principio se consideraba que la anorexia nerviosa era un problema estrictamente sicológico. Sin embargo, en los últimos años nutricionistas y científicos del campo de la medicina han identificado diversos componentes físicos. Por ejemplo, en personas con trastornos de la alimentación se han descubierto desequilibrios químicos similares a los que se observan en individuos con depresión clínica. Se ha descubierto que algunos casos de anorexia son causados por graves deficiencias de cinc.

Aunque la ciencia hace cada vez más descubrimientos sobre los aspectos fisiológicos de la anorexia nerviosa, los componentes sicológicos de este trastorno siguen siendo importantes. La burla de los compañeros y los padres es un factor de suma importancia en la obsesión de algunas personas con su peso. Muchas personas anoréxicas sienten un gran temor ante la perspectiva de crecer, y las dificultades en la relación madre/hija son muy frecuentes entre las niñas que tienen este problema. Algunas tratan de estar a la altura de lo que sus padres quieren que sean, pero se sienten inadecuadas, es decir, consideran que no son tan bonitas ni tan inteligentes como sus padres desearían que fueran. Por tanto, las niñas que tienen anorexia pueden desarrollar complejos de inferioridad que las llevan a verse gordas y/o feas, y ninguna cantidad de sentido común o de persuasión logra alterar su imagen mental distorsionada.

Aproximadamente el 30 por ciento de la gente que tiene anorexia lucha con su problema toda la vida, mientras que otro 30 por ciento presenta por lo menos un episodio en que su vida corre peligro; el 40 por ciento restante supera el problema. Aunque el individuo se recupere por completo de la fase aguda del trastorno, es posible que le haya causado a su organismo un grave daño. A menos que se especifique otra cosa, las siguientes dosis se recomiendan para personas mayores de dieciocho años. La dosis para los jóvenes de doce a diecisiete años debe equivaler a tres cuartas partes de la cantidad recomendada.

Hierbas

  • Utilice dandelion, milk thistle, red clover y wild yam para reconstruir el hígado y purificar el torrente sanguíneo.
  • Las raíz de ginger, el ginseng, la gotu kola y el peppermint estimulan el apetito.
  • Advertencia: No utilice ginseng si su presión arterial es alta.
  • St. John's wort y la kava kava calman el sistema nervioso y ayudan a prevenir la depresión.

Recomendaciones

  • Mientras establece un patrón normal de alimentación, siga una dieta bien balanceada y alta en fibra. Consuma abundantes frutas y vegetales frescos y crudos. Estos alimentos limpian el organismo. Cuando el organismo está limpio, el apetito tiende a normalizarse.
  • Asegúrese de ingerir cantidades suficientes de alimentos con proteínas sanas, como las provenientes del pescado y la soya. La proteína de calidad es importante para reparar los tejidos del cuerpo y restablecer la masa muscular.
  • No consuma azúcar y evite los productos elaborados con harina blanca.
  • Evite los alimentos procesados y el junk food porque sus aditivos tienden a aumentar la aversión a la comida.
  • Busque ayuda de uno o más especialistas en trastornos de la alimentación, que conozcan el manejo de los aspectos físicos y sicológicos de la anorexia nerviosa. Además del aspecto nutricional, para que el paciente se recupere por lo general se requiere la ayuda de un sicólogo especializado.
  • Las mujeres con baja autoestima tienden a presentar conductas autodestructivas, como involucrarse en relaciones abusivas, presentar trastornos de la alimentación y tener un comportamiento sexual compulsivo. Cultive relaciones positivas, es decir, con personas que lo hagan sentir importante, que lo apoyen y admiren sus logros e intereses. En lo posible, excluya de su vida todo y a todos los que lo hagan sentir menospreciado, y busque ayuda para aprender a manejar las situaciones negativas que son inevitables en la vida. Considere la posibilidad de recibir ayuda psicológica para aprender a gestionar las situaciones negativas imposibles de evitar.

Aspectos para tener en cuenta

  • Cuando alguien manifieste síntomas de anorexia nerviosa, debe consultar con un médico.
  • Muchas veces las personas que sufren de anorexia tienen que ser hospitalizadas y alimentadas con potasio y multivitaminas por vía intravenosa.
  • La inanición contribuye a la depresión, la ansiedad, la irritabilidad y la ira. Mejorar la imagen que la persona anoréxica en recuperación tiene acerca de su propio cuerpo, restablecer los patrones normales de alimentación y revertir los efectos de la inanición sobre el estado anímico y el comportamiento puede demorar un ario o más.
  • Algunos investigadores creen que en la anorexia intervienen algunos neurotransmisores, como dopamina, serotonina, norepinefrina y los opiáceos endógenos. Los investigadores han descubierto que los suplementos de cinc no sólo reducen la depresión y la ansiedad, sino que las mujeres que toman cinc ganan, como promedio, el doble de peso que las mujeres anoréxicas que no lo toman.
  • El cinc, bien sea como parte de la dieta o como suplemento, les ha ayudado a muchas personas anoréxicas a recuperar el peso y el apetito normales. La deficiencia o carencia de cinc per se no causa anorexia.
  • Los problemas de autoestima que son tan comunes entre las personas que tienen anorexia suelen comenzar a temprana edad. Un niño al cual se le dice que es estúpido, inútil e indigno de amor tiene altas probabilidades de llegar a creerlo. Así mismo, investigaciones recientes han revelado que muchas niñas estadounidenses (si no la mayoría) sufren una grave pérdida de autoestima a comienzos de su adolescencia, precisamente la etapa en que es más probable que comiencen los trastornos de la alimentación.

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