Trastorno de ansiedad

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El trastorno de ansiedad es un problema mucho más común de lo que se creía antes, y afecta tanto a los adolescentes como a personas de edad mediana e, incluso, de edad avanzada. Aunque se afirma que el trastorno de ansiedad afecta al doble de mujeres que de hombres, algunos expertos consideran que esa gran diferencia no es real. La explicación es que los hombres son menos dados que las mujeres a hablar acerca de sus propios problemas y a reconocer que tienen dificultades de esta naturaleza.

 

El trastorno de ansiedad puede ser agudo o crónico. El trastorno agudo se manifiesta en episodios conocidos comúnmente como ataques de pánico. Un ataque de pánico es un episodio en el cual la reacción natural de "lucha o huida" del organismo se presenta en un momento inoportuno. La respuesta de "lucha o huida" es una reacción física compleja e involuntaria que prepara al organismo para afrontar una situación de emergencia. El estrés aumenta la producción de hormonas adrenales, especialmente adrenalina. El aumento de adrenalina acelera el metabolismo de las proteínas, las grasas y los carbohidratos para producir energía de rápida disponibilidad. Además, produce tensión muscular y aceleración tanto de la frecuencia cardíaca como de la frecuencia respiratoria. Incluso la composición de la sangre cambia un poco y se vuelve más propensa a la coagulación.

Ante una amenaza como la que supone un asalto, un accidente o un desastre natural, una reacción de esta naturaleza es perfectamente normal y necesaria para la supervivencia. Sin embargo, en otras ocasiones los síntomas producidos por el aumento de adrenalina son atemorizantes. La persona que sufre un ataque de pánico generalmente se siente agobiada por una sensación de desastre o de muerte inminente, lo que le impide pensar con claridad. El ataque de pánico también puede ir acompañado de otras alteraciones, como sensación de falta de aire, sensación de claustrofobia o de asfixia, palpitaciones, dolor en el pecho, vértigo, oleadas de calor y/o escalofrío, temblor, hormigueo o adormecimiento de las extremidades, sudoración, náuseas, sentido de irrealidad y percepción alterada del paso del tiempo. El ataque de pánico puede producir efectos acumulativos, como dolor generalizado, contracciones y rigidez musculares, depresión, insomnio, pesadillas, trastornos del sueño, reducción de la libido y sensación anormal de tensión con incapacidad para descansar. Las mujeres suelen experimentar cambios en el ciclo menstrual y aumento de los síntomas premenstruales.

Los ataques de pánico se suelen presentar de manera inesperada y con gran intensidad. Pueden presentarse en cualquier momento del día o de la noche, y pueden durar desde pocos segundos hasta media hora. Sin embargo, la persona que vive un ataque de pánico cree que es mucho más largo, y piensa que está sufriendo un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. Los ataques de pánico son impredecibles; algunas personas tienen uno cada varias semanas, mientras que otras experimentan varios al día. Los factores desencadenantes suelen ser el estrés (consciente o inconsciente) o algunas emociones, aunque hay alimentos, drogas y enfermedades que pueden incidir en su ocurrencia. Las personas que presentan trastorno de ansiedad suelen sufrir de alergias alimentarias y de hipoglicemia, las cuales, a su vez, promueven los ataques de pánico. A veces los ataques se presentas después de consumir estimulantes a base de cafeína (como té o café), o tras haberse excedido en su consumo. En algunas oportunidades los ataques se presentan sin causa aparente. La imposibilidad de predecir su ocurrencia hace que los ataques de pánico sean aún más inquietantes.

Mucha gente que sufre de trastorno agudo de ansiedad siente temor de estar sola y de visitar lugares públicos porque teme que se le presente un ataque de pánico. Desde luego, esto aumenta su ansiedad y restringe inmensamente su vida. Muchos sicólogos piensan que, por lo menos en algunos casos, los ataques de pánico son autoinducidos; es decir, consideran que el miedo a presentar un ataque precipita su ocurrencia.

Durante mucho tiempo se creyó que los ataques de pánico eran un fenómeno sicosomático. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que este trastorno tiene bases físicas reales. Muchos expertos opinan que los ataques de pánico son producidos, fundamentalmente, por una alteración de la química cerebral que hace que el cerebro envíe y reciba "señales de emergencia" falsas. Investigadores han identificado recientemente el factor genético que parece influir en la aparición de ansiedad en la mujer. Combinando análisis del ADN, grabaciones de la actividad cerebral y pruebas psicológicas, científicos del National Institute on Alcohol Abuse (NIAAA) han descubierto que tanto las mujeres caucásicas como las nativas americanas que tienen la misma variante genética daban los mismos resultados en las pruebas de ansiedad. Estas mujeres también produjeron los mismos electroencefalogramas (EEGs), o grabaciones de la actividad eléctrica del cerebro, mostrando tendencias hacia un temperamento ansioso. El estudio se dio a conocer en Psychiatric Genetics

COMT es el acrónimo de una de las principales enzimas responsables del metabolismo de ciertos neurotransmisores (los mensajeros químicos del sistema nervioso), entre los que está la norepinefrina, la cual afecta a la ansiedad. Otros estudios han confirmado la existencia de una conexión genética que podría explicar la razón de que, en general, las mujeres tengan un menor nivel de COMT que los hombres. Si el gen que codifica la enzima COMT es defectuoso, el metabolismo de esos neurotransmisores queda afectado. La hiperactividad en determinadas áreas del cerebro propicia la liberación de norepinefrina, lo que se traduce en aceleración del pulso, de la presión arterial y de la respiración, es decir, los síntomas clásicos del ataque de pánico.

La ansiedad crónica es una forma más leve y más generalizada de este trastorno. Muchas personas experimentan gran parte del tiempo una vaga sensación de ansiedad cuya intensidad no alcanza el nivel de un ataque de pánico. Estas personas se sienten inquietas y desasosegadas de manera crónica, especialmente en presencia de otros, y tienden a sobresaltarse con facilidad. El dolor de cabeza y la fatiga son frecuentes entre quienes presentan este tipo de ansiedad. El trastorno de ansiedad generalizada puede empezar a cualquier edad, pero casi siempre se inicia en la segunda o en la tercera décadas de la vida. Algunas personas que sufren de trastorno crónico de ansiedad también presentan ocasionalmente ataques de pánico.

El trastorno de ansiedad puede ser hereditario hasta cierto punto, y se observa más en algunas familias. Algunos casos podrían relacionarse con una anomalía relativamente inocua del funcionamiento cardíaco, llamada prolapso de la válvula 'nitral. El trastorno de ansiedad se manifiesta de muchas manera, pero los médicos coinciden en que los conflictos, bien sean internos o interpersonales, promueven el estado de ansiedad.

Hierbas

  • Cuando el organismo está sometido a estrés, es más vulnerable al daño ocasionado por los radicales libres. Las hierbas bilberry, ginkgo biloba y milk thistle son ricas en flavonoides que neutralizan a los radicales libres. El milk thistle también protege el hígado.
  • Las siguientes hierbas inducen la relajación y ayudan a prevenir los ataques de pánico: catruip, chamorrúle, cramp bark, kava kava, hops, linden flower, motherwort, skullcap y passionflower.
    Advertencia: No utilice chamomile de manera permanente porque puede producir alergia al ragweed. Evite completamente la charnomile si es alérgico al ragweed. La kava kava puede producir somnolencia. Si esto le sucede, descontinúe su uso o reduzca la dosis.
  • El fennel alivia la tristeza gastrointestinal derivada de la ansiedad, reduce la flatulencia y la tensión abdominal, además de relajar el intestino grueso. La eficacia aumenta cuando se toma como té, antes o después de las comidas, y no tiene efectos secundarios que se conozcan. El lemon balm y el willow bark también alivian los problemas de estómago.
  • El feverfew, usado contra los dolores de cabeza, contribuye a aliviar los dolores de cabeza relacionados con la ansiedad. El té o el extracto de meadowsweet también alivian los dolores de cabeza relacionados con el estrés y la ansiedad sin crear efectos secundarios.
    Advertencia: Algunas personas pueden desarrollar llagas en la boca o experimentar náusea cuando toman esta hierba. Si ocurre, deje de tomarla. Tampoco la tome durante el embarazo.
  • El St. John's wort puede aliviar la depresión y restablecer la estabilidad emocional. Los cambios del estado de ánimo deberían ser visibles en dos a cuatro semanas.
  • Las hierbas skullcap y raíz de valerian se pueden tomar a la hora de acostarse para favorecer el sueño y prevenir los ataques de pánico durante la noche.
  • El aceite de mandarina puede aliviar los sentimientos opresivos de ansiedad y depresión. La mandarina (Citrus nobilis) es miembro de la familia de las naranjas y se originó en China. Las peladuras de mandarina se machacan para producir un aceite aromático muy agradable que puede frotarse sobre la piel, añadirse al bario o usarse en masajes o aromaterapia. Para aliviar el estrés pruebe a diluir cinco gotas de aceite de mandarina y tres de aceite de bergamot en una lámpara aromática.
    Advertencia: Si se frota la piel con este aceite, procure no exponerla al sol por más de seis horas después de su aplicación, ya que la exposición excesiva a los rayos solares pueden causar manchas color café en la piel.
  • Evite la ephedra (ma huang), pues podría agravar la ansiedad. Además, es una sustancia prohibida.

Recomendaciones

  • Incluya en su dieta albaricoque, espárrago, aguacate, plátano, brócoli, blackstrap molasses, brewer's yeast, arroz integral, frutas secas, higo, pescado (especialmente salmón), ajo, vegetales hojosos de color verde, legumbres, nueces y semillas crudas, productos de soya, granos enteros y yogur. Estos alimentos proporcionan valiosos minerales, como calcio, magnesio, fósforo y potasio, cuyas reservas en el organismo se agotan a causa del estrés.
  • En lugar de las tres comidas diarias tradicionales, haga comidas pequeñas pero frecuentes.
  • Reduzca su consumo de proteína de origen animal. Su dieta debe centrarse en alimentos ricos en carbohidratos complejos y en proteína de origen vegetal.
  • Evite los alimentos que contienen azúcar refinado u otros carbohidratos simples. Para que el programa nutricional produzca máximo beneficio, la dieta no debe incluir azúcares simples, bebidas carbonatadas ni alcohol.
  • No consuma café, té negro, colas, chocolate ni productos con cafeína.
  • Haga un diario de alimentos que le ayude a detectar si sus ataques de pánico se relacionan con el consumo de ciertos alimentos. Las alergias y la sensibilidad a determinados alimentos podrían ser el detonante de sus ataques de ansiedad.
  • Aprenda técnicas de relajación. La biorretroalimentación y la meditación son sumamente beneficiosas.
  • Haga ejercicio regularmente. Cualquier clase de ejercicio es útil; por ejemplo, una caminata vigorosa, montar en bicicleta, nadar, hacer ejercicios aeróbicos o cualquier cosa que se adapte a su estilo de vida. Después de hacer ejercicio regularmente durante unas cuantas semanas, mucha gente advierte mejoría en los síntomas de la ansiedad.
  • Tome las medidas necesarias para dormir bien. Si tiene problemas de sueño, consulte la sección sobre INSOMNIO en la Segunda Parte.
  • Para manejar los ataques agudos de ansiedad, ponga en práctica técnicas de respiración.
  • Inspire lentamente mientras cuenta hasta cuatro.
  • Sostenga la respiración mientras cuenta hasta cuatro.
  • Espire lentamente mientras cuenta hasta cuatro.
  • Repita esta secuencia hasta que el ataque ceda.
  • Recuérdese a usted mismo que los ataques de pánico tienen una duración limitada y que el ataque pasará. Aunque es raro, algunos pueden durar varias horas.
  • Llame a un amigo de confianza o a un familiar. Hablar acerca del problema ayuda a que el ataque pierda intensidad y desaparezca.

Si las recomendaciones de esta sección no le ayudan y, especialmente, si el pánico o la ansiedad están afectando a su vida, consulte con su médico. Si se descubre que la causa no es una enfermedad física, es posible que deba consultar con un profesional de la salud mental para que le haga una evaluación y, posiblemente, un tratamiento.

Aspectos para tener en cuenta

  • Las personas aquejadas por la ansiedad, especialmente las que experimentan ataques agudos, suelen buscar ayuda médica en las salas de emergencia de los hospitales. Sin embargo, la respuesta que suelen obtener es que están bajo los efectos del estrés y que deben irse a su casa a descansar. Un estudio mostró que hasta el 70 por ciento de las personas que tenían ataques de pánico habían consultado con diez o más médicos distintos antes de recibir un diagnóstico correcto.
  • El riesgo de desarrollar ansiedad y nerviosismo aumenta cuando el nivel sanguíneo de hierro es bajo y el individuo está tomando antidepresivos tricíclicos, como imipramine hydrochloride (Janimine, Tofranil) o imipramine pamoate (TofranilPM).
  • Actualmente se está probando una terapia cognitiva y del comportamiento denominada de control de pánico. Los resultados a largo plazo obtenidos de momento con muchos pacientes crónicos de ataques de pánico son prometedores. Los terapeutas entrenan a los pacientes a recrear las sensaciones de un ataque y los enseñan a hacer frente a las sensaciones que produce. El control el pánico se utiliza muchas veces en combinación con medicamentos antidepresivos y tranquilizantes.
  • La deficiencia de cromo puede provocar nerviosismo, temblor y otros síntomas de ansiedad. La deficiencia de cromo es frecuente en los alcohólicos y en quienes consumen grandes cantidades de azúcares refinados. El brewer 's yeast es una buena fuente de este microelemento esencial.
  • Son muchos los informes que se refieren a los beneficios del DLphenylalanine (DLPA) para el tratamiento de la ansiedad y la depresión. El DLPA es un suplemento que contiene tanto Dfenilalanina como Lfenilalanina, y el efecto de estos dos aminoácidos combinados es mucho más potente que el de cada uno de ellos por separado. Este suplemento se debe tomar bajo la supervisión de un médico de orientación nutricional.
  • Se ha comprobado que el selenio mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad. Estos efectos fueron más notorios en personas cuya dieta era pobre en selenio.
  • La biorretroalimentación sirve para manejar los síntomas de la ansiedad. 
  • La música es eficaz para reducir la ansiedad y el color también propicia la relajación y la calma. 
  • Se han utilizado numerosos medicamentos para bloquear los ataques de pánico. El uso de estos medicamentos debe ser controlado cuidadosamente por un médico. La eficacia de una droga determinada no es igual en todos los individuos, y todas las drogas que se prescriben para este trastorno producen efectos secundarios desagradables. La droga alprazolam (Xartax), una de las que más se utilizan para este problema, no es eficaz para todos los pacientes, puede ocasionar somnolencia y aturdimiento, y además puede ser muy adictiva. El riesgo de dependencia y la severidad de sus efectos secundarios parecen aumentar cuando se toma en dosis relativamente altas (más de 4 miligramos al día) y durante más de ocho semanas.
  • Las drogas como la marihuana pueden provocar ataques de ansiedad.
  • Hacer una dieta sana y tomar los suplementos nutricionales adecuados son medidas sumamente beneficiosas que ayudan a reducir la ansiedad e, incluso, la frecuencia y la intensidad de los ataques de pánico.

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