Problemas relacionados con la lactancia

Mother baby

La lactancia materna, o amamantamiento, es la manera natural en que la madre de un recién nacido puede alimentar a su hijo, sin tener que depender de fórmulas artificiales ni de la leche de vaca. Además de que los senos femeninos están perfectamente diseñados para amamantar a los hijos, la lactancia materna les brinda tanto a la madre como al hijo una serie de ventajas de las cuales carecen el biberón y las fórmulas. Por ejemplo, la leche materna es mucho más fácil de digerir, evita el estreñimiento, disminuye la incidencia de alergias alimentarias y protege al recién nacido contra muchas enfermedades infecciosas. La lactancia materna también promueve el sano desarrollo oral, satisface la necesidad de succionar, fortalece el vínculo emocional entre madre e hijo y fomenta el contacto íntimo entre los dos. La lactancia es beneficiosa para la madre porque disminuye el riesgo de hemorragia, le da la oportunidad de descansar y ayuda a que el útero recupere su tamaño normal.

 

Las mujeres que dan el pecho reducen sus probabilidades de sufrir artritis reumatoide respecto a quienes no lo dan. La Dra. Elizabeth Wood Karlson, del Brigham and Women's Hospital en Boston, ha usado datos del estudio Nurse's Health Study para explorar la contribución de factores hormonales en el desarrollo de la artritis. Las mujeres que dieron de mamar a sus pequeños por un total de entre doce y veintitrés meses en el curso de su vida, mostraron un 30 por ciento menos de riesgo. Las que amamantaron un mínimo de veinticuatro meses redujeron el riesgo un 50 por ciento. Además de aumentar la resistencia del bebé a las bacterias y enfermedades y reforzar el vínculo maternofilial, la lactancia también ayuda a mejorar el desarrollo cerebral.

Algunos estudios han descubierto que, como promedio, los niños que fueron amamantados tienen un coeficiente intelectual superior (IQ) y obtienen mejores resultados académicos como adultos que quienes que no recibieron el pecho. En un estudio con 1.000 niños elaborado en el curso de dieciocho arios se descubrió que los ácidos grasos poliinsaturados, especialmente el docosahexaenoic (DHA), contenidos en la leche materna, refuerzan el desarrollo intelectual (neurológico) del niño. Se cree que el DHA es esencial para el desarrollo del bebé. Los niños alimentados con fórmula infantil no reciben DHA y, a pesar de que la madre aporta una gran cantidad de DHA al bebé en el último trimestre de embarazo, una vez nacidos los bebés que no son amamantados dejan de recibir este nutriente tan importante.

Otro estudio realizado en Australia con 2.200 niños, muestra que los bebés que reciben el pecho durante al menos los cuatro primeros meses de vida tienen muchas menos probabilidades de sufrir asma, sibilancias u otras enfermedades alérgicas antes de cumplir los seis arios. La leche materna también impide que la bacteria intestinal Clostridium difficile, responsable de graves inflamaciones del colon y diarrea en los adultos, se ligue a las paredes intestinales del bebé.

Muchos niños son alimentados con fórmula bien por razones médica, porque la madre no puede dar el pecho o porque decide no hacerlo.

Al igual que con todo lo nuevo y desconocido, la lactancia materna puede dar problemas. Esta sección brinda explicaciones y soluciones para los problemas más frecuentes.

Congestión

Éste es un problema temporal que se presenta comúnmente entre el segundo y el quinto día después del parto. La congestión se origina en la combinación de dos factores: un flujo mayor de sangre a los senos y la presión que ejerce la leche, lo que produce hinchazón del tejido de los senos. La congestión puede presentarse con fiebre moderada; los senos se sienten llenos, duros, adoloridos y tirantes, y la piel se siente caliente y se ve brillante y distendida. El amamantamiento no produce necesariamente congestión de los senos.

Recomendaciones

  • Alimente a su bebé con frecuencia y durante períodos cortos. Mientras sus senos estén congestionados, alimente a su hijo día y noche cada hora y media a cada dos horas.
  • Para aliviar la presión, extráigase leche entre una lactación y otra.
  • Aplíquese calor húmedo durante treinta minutos antes de amamantar a su bebé, y masajéese los senos durante la lactación para facilitar el flujo de la leche.
  • No utilice pezoneras porque pueden alterar el patrón de succión del bebé, lesionar los pezones, reducir la estimulación del seno y disminuir la producción de leche.
  • Para evitar la congestión, alimente sin demora a su bebé cada vez que pida, y déjelo succionar todo el tiempo que quiera.
  • No deje de alimentar a su bebé ni una sola vez durante el día o la noche, y nunca se demore en hacerlo. No le dé a su bebé fórmula ni agua de azúcar, y deje que desocupe cada seno completamente cada vez que lo amamante.
  • La American Academy of Pediatrics (AAP) recomienda que los recién nacidos tomen el cho entre ocho y doce veces cada veinticuatro horas hasta que el bebé quede satisfecho, normalmente unos diez o quince minutos cada lado.

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