Alcoholismo

 

img1

El 75 por ciento de la población mundial consume alcohol. Por eso, no es de extrañar que una de cada diez personas llegará a sufrir las consecuencias adversas de su consumo. El alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva que se caracteriza por la dependencia del etanol (alcohol etílico) y puede tener fatales consecuencias. Esta dependencia puede ser fisiológica, sicológica, social o genética. Hay dos tipos distintos de problemas relacionados con el alcohol: el abuso o "problema con la bebida", y la dependencia o alcoholismo. Los bebedores problemáticos toman alcohol regularmente y aunque puede que necesiten cierto apoyo o dirección, no tienen la misma dependencia física o emocional que los bebedores crónicos o alcohólicos. Utilizaremos el término alcoholismo de modo amplio por motivos prácticos, pero es importante hacer esta distinción.

Según el National Council on Alcoholism and Drug Dependence, hay 18 millones de estadounidenses que abusan del alcohol y más de 100.000 mueren por problemas relacionados con esta sustancia. Aunque en la actualidad el alcoholismo afecta a aproximadamente cuatro veces más hombres que mujeres, su incidencia entre las mujeres va en ascenso, al igual que su utilización por parte de niños, adolescentes y estudiantes universitarios. Una encuesta nacional realizada en 2001-2002 (National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related Conditions (NESARC), dirigida por el National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism, descubrió que en los Estados Unidos se apreciaba un aumento del abuso de alcohol entre la población mayor de 18 arios en la década 1991-2001 (de un 3.03 por ciento a un 4.65 por ciento). Al mismo tiempo, se percibía un ligero incremento en alcoholismo (de 4.38 por ciento a 3.81 por ciento).

Los resultados de la encuesta son complicados, pero lo que reflejan es que, en general, parece haber un declive en lo que se llama "heavy" drinking (beber excesivamente), aunque el abuso de alcohol, en general, sigue aumentando, especialmente entre los sectores más jóvenes que participaron en la encuesta.

Las mujeres tienen una especial sensibilidad fisiológica al alcohol. Debido al bajo contenido de agua y mayor contenido de grasa, el alcohol se concentra más fácilmente en el torrente sanguíneo y es retenido más fácilmente en el cuerpo. Los hombres, por otro lado, producen más dehydrogenase que las mujeres. Ésta es una enzima del estómago que descompone el alcohol antes de llegar a la sangre. Aún ajustando por el peso corporal, las mujeres reaccionan más que los hombres ante la misma cantidad de alcohol. Quizás por esto el abuso del alcohol parece presentar consecuencias más graves a largo plazo para las mujeres.

La tasa general de muertes prematuras relacionadas con el abuso del alcohol es entre un 50 por ciento y un 100 por ciento mayor en las mujeres que en los hombres. También aquellas desarrollan problemas hepáticos a partir de menores cantidades de alcohol ingeridas que los hombres, y tienen un riesgo mayor de contraer osteoporosis. Las mujeres alcohólicas tienen más probabilidades que los hombres de sufrir trastornos psiquiátricos, como depresión, ansiedad y trastornos alimentarios. A menudo estos problemas ya existían antes de que apareciera el alcoholismo, lo que quiere decir que no desaparecen cuando se deja de tomar. Normalmente es necesario un tratamiento independiente, pero una atención rápida y a tiempo de esos trastornos puede prevenir una recaída alcohólica y la vuelta a beber.

El alcohol afecta a cada individuo de una manera diferente. Algunos se intoxican con el primer trago, mientras que otros se toman cuatro o cinco antes de que se manifiesten los efectos del alcohol. En las personas alcohólicas cada trago desencadena un deseo intenso de tomar otro. El alcoholismo es una enfermedad progresiva que suele comenzar cuando la persona bebe en situaciones sociales, donde esta conducta es perfectamente aceptada. Esto lleva a beber por cualquier motivo: para calmarse, para animarse, para celebrar, para "ahogar las penas", y así sucesivamente. Pronto el alcohólico deja de necesitar excusas para beber y, con el tiempo, su dependencia del alcohol lo controla por completo.

El exceso de alcohol a menudo lleva a la depresión, ansiedad, pérdida de memoria y falta de coordinación. También puede exacerbar los comportamientos antisociales (agresión) y otros trastornos de la personalidad. Al principio la intoxicación eleva la presión arterial y el ritmo cardíaco pero con el consumo prolongado, bajan. Un ritmo cardíaco irregular e ineficiente puede causar un derrame cerebral, baja el ritmo de la respiración y los reflejos se vuelven lentos. Los alcohólicos a menudo se sienten avergonzados y furiosos con su propio comportamiento, escondiéndose aún más en el alcohol.

El National Council on Alcoholism and Drug Dependence y la American Society of Addiction Medicine definen el alcoholismo como ".. . una enfermedad primaria, crónica con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influyen en su desarrollo y manifestación". Es un trastorno complejo, que afecta a cada enfermo de manera distinta.

Mientras que algunas personas beben cantidades entre moderadas y altas durante varios arios antes de volverse clínicamente dependientes del alcohol, otras se vuelven adictas la primera vez que lo prueban. Pero se sabe que el alcoholismo no viene causado sólo por el alcohol. Existe controversia sobre si este trastorno es producto de la genética, de la psicología o del entorno social. Hay ciertas hormonas del estrés que parece estar relacionadas con el alcoholismo. Hay gente que llega al alcohol por una depresión. El historial familiar es un factor común en hombres y mujeres. Las investigaciones muestran que casi el 50 por ciento de los casos se pueden remitir al factor hereditario. La presencia de ciertos factores genéticos puede hacer que una persona sea más vulnerable debido a algún desequilibrio químico en el cerebro.

El consumo excesivo de alcohol puede afectar al cerebro y al sistema nervioso, causar fatiga, pérdida de la memoria reciente y debilidad y parálisis de los músculos oculares. Otros problemas más graves pueden ser los siguientes:

  • Trastornos hepáticos. El hígado procesa el 95 por ciento del alcohol ingerido a un ritmo de entre 1/4 y 1/2 onzas por hora. El consumo repetido de esta sustancia inhibe la producción de enzimas digestivas por parte del hígado, lo cual altera la capacidad del organismo para absorber proteínas, grasas y vitaminas solubles en grasa (vitaminas A, D, E y K), al igual que vitaminas del complejo B (especialmente tiamina y ácido fólico) y otras vitaminas solubles en agua. El alcohol inhibe la absorción de proteínas, haciendo que se produzcan deficiencias de aminoácidos y reduciendo el cinc almacenado en el cuerpo. El organismo deja de utilizar muchos nutrientes esenciales porque son eliminados rápidamente en la orina. A esto le puede suceder una hepatitis alcohólica (inflamación del hígado). Entre los síntomas están: pérdida de apetito, náusea, vómitos, dolor y sensibilidad abdominal, fiebre, ictericia (jaundice) y confusión mental. En el hígado se acumulan cantidades excesivas de grasa porque a causa del alcohol el organismo pierde la capacidad de digerirlas adecuadamente. Segundo, el individuo alcohólico puede contraer hepatitis, una enfermedad en la cual las células del hígado se inflaman y pueden morir. La última etapa del daño hepático causado por el alcohol — usualmente fatal — es la cirrosis del hígado, enfermedad que se caracteriza por inflamación, endurecimiento y cicatrización del hígado. Esto impide que la sangre se movilice normalmente a través del hígado, lo cual inhibe la capacidad de este órgano de filtrar las toxinas y sustancias extrañas.
    El hígado es uno de los órganos más fuertes del cuerpo y es el único que se puede regenerar a sí mismo después de sufrir ciertos daños. Hasta el 25 por ciento del hígado se puede extraer y en un corto lapso vuelve acrecer hasta adquirir el tamaño y la forma originales. A pesar de que el hígado está sometido a permanente abuso, si lo sabemos cuidar funcionará más que adecuadamente durante décadas. El alcohol es una de las toxinas que el hígado no maneja bien. Este órgano no se regenera tras ser gravemente perjudicado por el alcohol.
  • Trastornos gastrointestinales. La gastritis o inflamación de la pared estomacal puede provocar rupturas en la parte alta del estómago y ere el esófago bajo. Pueden aparecer úlceras pépticas.
  • Trastornos cardiovasculares. Pueden aparecer presión arterial alta y cardiomiopatías (daños al músculo cardíaco). También dilatación de los vasos sanguíneos bajo la piel. Asimismo puede haber un agrandamiento patológico del corazón y fallo cardíaco congestivo.
  • Problemas con el azúcar en la sangre. El alcohol previene la liberación de glucosa por parte del hígado, ocasionando un bajo nivel de azúcar en la sangre (hipoglicemia). Si usted sufre de diabetes y toma insulina, esto puede tener consecuencias muy graves. También puede afectar al páncreas (pancreatitis), lo que puede afectar a la producción de insulina y causar diabetes. Un páncreas enfermo puede interferir con la producción de glucagón, Lula hormona que ayuda a incrementar la cantidad de glucosa en la sangre. Esto puede provocar problemas con el metabolismo y afectar a la producción de ciertas enzimas digestivas.
  • Función sexual y problemas menstruales. El abuso de alcohol puede reducir la producción de testosterona y dar lugar a una disfunción eréctil en los hombres. En las mujeres puede interrumpir la menstruación.
  • Malformaciones al nacer. Beber alcohol durante el embarazo es particularmente dañino, pues se corre el riesgo de que el bebé nazca con el síndrome alcohólico fetal y aumentar la probabilidad de un aborto espontáneo. El alcohol pasa al sistema circulatorio del feto a través de la placenta materna. Esta sustancia tóxica disminuye la actividad funcional del sistema nervioso central del feto. Más aún, el hígado del feto podría tratar de nietabolizar el alcohol pero, como todavía no está bien desarrollado, esa sustancia permanece en su sistema circulatorio. Las mujeres que beben durante el embarazo generalmente dan a luz bebés con bajo peso. El crecimiento de estos bebés suele ser lento, su cerebro puede ser más pequeño de lo normal y, además, puede presentarse retardo mental. No es raro que estos bebés nazcan con deformidades en las extremidades, las articulaciones, lo dedos y los rasgos faciales. También se pueden presentar defectos cardíacos y renales, así como en la piel. Algunos niños que fueron expuestos al alcohol durante su vida intrauterina se vuelven hiperactivos en la adolescencia y presentan dificultades de aprendizaje. Cada trago que se toma una mujer encinta no sólo aumenta el riesgo de que su hijo nazca con síndrome de alcoholismo fetal sino de que se le presente un aborto espontáneo. Especialmente durante los tres o cuatro primeros meses de embarazo, incluso pequeñas cantidades de alcohol son perjudiciales.
  • Problemas neurológicos. El sistema nervioso se puede ver afectado de diversas maneras por el exceso de alcohol: adormecimiento en las extremidades, pensamiento confuso y, eventualmente, demencia.
  • Cáncer. El riesgo de contraer cáncer del esófago, laringe, hígado y colon es mucho mayor para quienes abusan del alcohol que para la población en general.El alcoholismo causa daños metabólicos a todas las células del organismo y deprime el sistema inmunológico. Pueden pasar años hasta que las consecuencias del abuso se hacen evidentes pero un alcohólico que sigue bebiendo puede ver su vida recortada en diez o quince arios, o más. Las consecuencias sociales del alcoholismo también son destructivas. Por un lado supone una carga para la sociedad por los accidentes de tráfico y otros, menor productividad en el trabajo y el daño emocional a familias enteras. El alcoholismo es actualmente la segunda causa de muerte prevenible en los Estados Unidos, después del tabaco.

La mayoría de los alcohólicos se somete a tratamiento con mucha resistencia porque no quieren admitir su problema y creen que la familia o sus amigos, o compañeros de trabajo conspira contra ellos. La intervención debe realizarse con mucho cuidado bajo supervisión profesional. El tratamiento varía con cada individuo. Si hay dependencia, el objetivo debe ser la abstinencia total. Si no hay dependencia pero la persona sufre los efectos adversos del alcohol, es preciso que reduzcan los problemas relacionados con el alcohol. Busque asistencia o una intervención. La intervención puede incluir la participación de especialistas en el abuso de alcohol y debería incluir objetivos que supongan la modificación del comportamiento del alcohólico, terapia y un seguimiento. Los tratamientos en residencia para los alcohólicos graves suelen ser complejos y normalmente implican la participación de personal profesional.

Los suplementos dietéticos, que son importantes para todo el mundo, son de vital importancia para las personas alcohólicas. Hay evidencia de que las enfermedades asociadas al alcoholismo pueden evitarse mejorando la salud nutricional. El programa que sigue a continuación está diseñado para ayudar a los alcohólicos en recuperación a mejorar su situación nutricional. También hay suplementos que ayudan con los aspectos psicológicos de la recuperación reduciendo el deseo de tomar. Debería empezar con un complejo multivitamínico y mineral de alta potencia y luego añadir los nutrientes de la lista que no se incluyen en el complejo. A menos que se especifique otra cosa, las siguientes dosis se recomiendan para personas adultas. La dosis para los niños de doce a diecisiete arios debe equivaler a tres cuartas partes de la cantidad recomendada.

Señales y síntomas del abuso de alcohol y del alcoholismo

Aunque cada caso es diferente y único, hay ciertos aspectos comunes que pueden indicar la existencia de un problema con el alcohol:

  • Beber solo o en secreto.
  • No recordar compromisos o conversaciones. Tener momentos de pérdida de consciencia.
  • Ritualizar el tomar a ciertas horas, lugares u ocasiones y comportase de manera enojada o agitada si el ritual se cambia o se cuestiona.
  • No prestar atención a los hobbies, aficiones y actividades.
  • Sentir una necesidad apremiante de beber.
  • La irritabilidad y la agitación aumentan cuando se acerca la hora habitual de tomar, especialmente si no hay alcohol disponible o no puede estarlo por un compromiso laboral o social.
  • Esconder alcohol en el trabajo, en la casa o en el auto.
  • Tomar las bebidas de un trago, ordenar dobles o "setups".
  • Intoxicarse para sentirse normal.
  • Problemas con la pareja, en las relaciones sociales, las finanzas o en el trabajo.
  • Aumentar la tolerancia al alcohol hasta el punto que exige "más de lo mismo" para llegar al mismo punto de intoxicación.
  • Tener síntomas de síndrome de abstinencia cuando no se puede tomar, como sudores, temblores o náusea

 

Recomendaciones

  • Evite todas las bebidas alcohólicas. La abstinencia total es una necesidad imperiosa para que recupere el control de su vida y de su salud. Incluso después de haber permanecido sobrio durante varios arios, usted no puede empezar a beber de nuevo y aspirar a controlar la bebida.
  • Busque ayuda de un experto en este problema. Desde hace muchos años, Alcohólicos Anónimos ha desarrollado una excelente labor ayudándoles a los alcohólicos a dejar de beber y a permanecer abstemios. AlAnon y Alateen son grupos de apoyo para los familiares y amigos de las personas alcohólicas. Los cambios en al conducta son más fáciles con un sistema de apoyo fuerte alrededor de uno mismo. Prácticamente en todas las ciudades y pueblos de los Estados Unidos estos grupos brindan ayuda y orientación. Para obtener información acerca del grupo más cercano a usted, consulte su directorio telefónico o llame a la asociación de salud mental de su localidad.
  • Hay programas, como Moderation Management, diseñados para ayudar a las personas con problemas de bebida que no son verdaderos alcohólicos a reducir su consumo sin llegar a la abstinencia total. Después de eso no se debe consumir más de cuatro bebidas al día y nunca más de catorce a la semana (tres por día y nueve por semana para las mujeres).
  • En lo posible, consulte con un médico de orientación nutricional para que determine cuálesson sus requerimientos específicos en esta materia.
  • Para eliminar las toxinas rápidamente de su organismo, haga un ayuno de limpieza de diez días a base de jugos frescos. Ver AYUNOS en la Tercera Parte.
  • En lo posible, haga una dieta rica en nutrientes a base de alimentos enteros, frescos y cultivados orgánicamente, y siga el programa de suplementación nutricional de esta sección. Sus alimentos principales deben ser frutas y vegetales crudos, granos enteros y legumbres.
  • Evite las grasas saturadas y los alimentos fritos porque sobrecargan el hígado. Para obtener ácidos grasos esenciales, utilice suplementos de aceite de primrose y pequeñas cantidades de aceites vegetales orgánicos prensados en frío.
  • No consuma azúcar refinado ni ningún producto que contenga esta clase de azúcar. Con frecuencia, los alcohólicos presentan problemas para metabolizar el azúcar.
  • Especialmente durante las primeras semanas de recuperación, descanse mucho para que su organismo se limpie y se recupere.
  • Evite personas, cosas y lugares que hayan estado asociados con su conducta de beber. Entable amistad con personas que no beban. Para que su autoestima mejore y su energía encuentre una salida sana, adquiera un hobby, empiece a practicar algún deporte o haga ejercicio.
  • En lo posible, evite el estrés. Cultive la paciencia. La necesitará mientras recorre el largo y lento camino hacia su recuperación.
  • No tome ningún medicamento, excepto los que le ordene su médico.
  • Si sospecha que una persona que usted conoce está abusando del alcohol, anímela a buscar ayuda profesional.

Aspectos para tener en cuenta

  • Dependiendo de cada individuo, el tratamiento puede incluir alguno de los siguientes aspectos:
    • Desintoxicación y retiro. Normalmente lleva entre cuatro y siete semanas y, probablemente, requerirá medicamentos para evitar el delirium tremens (convulsiones por la abstinencia). Los alcohólicos que dejan de beber a menudo experimentan síntomas de retiro o síndrome de abstinencia, especialmente durante la primera semana sin tomar: insomnio, alucinaciones visuales y auditivas, convulsiones, ansiedad aguda, pulso acelerado, respiración profusa y fiebre, entre ellos. Con tiempo y un seguimiento apropiado, los síntomas desaparecen y el alcohólico está libre para iniciar el trabajo de recuperación que le llevará toda la vida.
    • Evaluación médica y tratamiento. Puede requerir im examen y tratamiento para la presión arterial alta, problemas hepáticos, azúcar alto y enfermedades cardíacas, entre otras.
    • Apoyo psicológico/cuidado psiquiátrico. Incluye terapia para llegar a las causas más profundas que llevan al abuso del alcohol.
    • Aceptación/abstinencia. Es necesario aceptar la situación (admitir que se tiene un problema o que se es alcohólico) y tener el deseo de abstenerse para poder curarse.
    • Tratamiento médico. Existe un medicamento llamado disulfiram (Antabuse) que puede usarse para crear una reacción adversa al consumo de alcohol. Los que toman el medicamento experimentan náusea, vómitos, dolores de cabeza severos, visión borrosa y, a veces, una sensación de muerte inminente cuando toman un traguito de alcohol. Naltrexone (ReVia) es un bloqueador opiáceo usado para bloquear el "placer" del alcohol y reducir así los fuertes deseos de tomar. Normalmente se administra en dosis de 50 mg/día durante doce semanas consecutivas. Acamprosate calcium (Campral) es un nuevo medicamento no adictivo aprobado para el tratamiento de quienes quieren estar sin tomar una vez que han dejado de hacerlo. Se administra en dos cápsulas de 355 mg, tres veces al día, con las comidas. Elimina eficazmente las molestias asociadas al retiro del alcohol. Se cree que actúa sobre el cerebro directamente para reducir los síntomas del síndrome de abstinencia.
    • Cuidados posteriores. Vigilancia constante para evitar las recaídas y ayudar con los cambios de vida.
  • La mala nutrición empeora los efectos del alcohol. Las personas alcohólicas tienen un riesgo mucho mayor de desnutrirse que el resto de la población, pues hasta el 50 por ciento de su ingreso calórico proviene del etanol a costa de otros alimentos nutritivos. Estas personas suelen presentar deficiencia de ácido fólico, y la malabsorción causada por insuficiencia pancreática es otro de sus principales problemas.
  • Abusar del alcohol durante largo tiempo puede llevar a la deficiencia crónica de cinc, probablemente porque aumenta su pérdida a través de la materia fecal y la orina. El cinc desempeña un papel vital en numerosos sistemas enzimáticos del organismo, así como también en la producción de ADN y ARN. Regula los niveles de cobre en el cerebro, reduciendo la ansiedad y la paranoia. La deficiencia de este mineral puede producir anorexia, deterioro de los sentidos del olfato y el gusto, retraso en el crecimiento, problemas del sistema reproductivo, mala cicatrización de las heridas y deterioro de la función in_munológica. Además, por la deficiencia de cinc se pueden presentar cambios estomacales patológicos. La deficiencia de cinc relacionada con el consumo de alcohol acelera el envenenamiento de las células que entran en contacto con el alcohol porque altera el metabolismo de las grasas, los carbohidratos y los nutrientes. Esto conduce a problemas de absorción y otros trastornos nutricionales. Por la deficiencia de cinc, el consumo crónico de alcohol suele disminuir la actividad metabólica.
  • Un estudio del Department of Health and Human Services reveló que los fumadores de tabaco y los bebedores de alcohol que utilizan regularmente enjuagues bucales con alto contenido de alcohol tienen más probabilidades que las demás personas de contraer cáncer bucal y faríngeo.
  • El alcohol es una de las sustancias más nocivas que existen para el estómago y el intestino delgado. Reduce la absorción de nutrientes y es una de las pocas sustancias con la capacidad de atravesar el recubrimiento del estómago y hacer daño. Las secreciones gástricas aumentan con el consumo de alcohol, lo que lleva a excesiva acidez y dilución de las enzimas digestivas. Todo esto puede ocasionar gastritis.
  • El consumo crónico de alcohol altera las membranas de los glóbulos rojos y hace que otros tipos de células — entre ellas las gastrointestinales — pierdan su flexibilidad normal.
  • Volver a beber, incluso después de arios de abstención, equivale a no haber dejado de hacerlo desde el punto de vista del daño que se le ocasiona al hígado.
  • La droga naltrexone (ReVia) bloquea los efectos placenteros de los opiáceos endógenos, sustancias parecidas al opio que libera el cerebro en reacción al alcohol, y puede ayudar a los bebedores a permanecer sobrios. En dos investigaciones independientes realizadas por la Universidad de Pennsylvania y la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, la probabilidad de ceñirse a su programa de recuperación fue tres veces más alta entre quienes tomaron esta droga que entre los demás pacientes. Sin embargo, esta droga no les conviene a las personas que tienen enfermedades del hígado.
  • El ácido alfa lipoíco (alphalipoic acid) es un poderoso antioxidante empleado para el tratamiento de los daños hepáticos causados por el alcohol. Ayuda a proteger el hígado y el páncreas.
  • En algunos países se ha utilizado con éxito el oxígeno hiperbárico para el tratamiento del alcoholismo.
  • Una serial de alcoholismo severo son los episodios durante los cuales el individuo bebe de manera compulsiva y descontrolada ("binge drinking"). El "binge drinker" bebe hasta intoxicarse y permanece en ese estado durante varios días. El episodio puede terminar con vómito y pérdida del conocimiento. Por lo general, la persona no recuerda después nada de lo que ocurrió durante el atracón de bebida. En comparación con los demás bebedores, los binge drinkers no sólo suelen tomar cantidades más altas de alcohol, sino que presentan más problemas relacionados con el consumo de esta sustancia. Puede provocar arritmias cardíacas peligrosas.
  • Investigaciones recientes han encontrado que los hijos de personas alcohólicas tienden más que los hijos de personas no alcohólicas a utilizar drogas, entre ellas cocaína. La probabilidad que tienen estos niños de utilizar drogas ,es cuatrocientas veces más alta que la de los niños de fami,lias sin antecedentes de alcoholismo.
  • Estudios efectuados en Suecia revelaron que la mayoría de los bebés de padres alcohólicos que fueron adoptados por familias no alcohólicas llegaron a ser alcohólicos, lo cual muestra una correlación entre la genética y la dependencia a sustancias químicas.
  • Limitar el consumo de bebidas alcohólicas a la cerveza o el vino no protege contra el alcoholismo ni contra el daño que el alcohol produce. El contenido de alcohol de 12 onzas de cerveza o de 5 onzas de vino es comparable al contenido de 1,5 onzas de licor 80proof. Al ser más concentrado, el licor llega a la sangre más rápido que el vino o la cerveza.
  • Los investigadores han descubierto que los niños diagnosticados con el síndrome de hiperactividad y de déficit de atención (ADHD, por sus siglas en inglés), tienen más probabilidades de sufrir problemas con el alcohol y adicciones al tabaco y a las drogas durante sus vidas. El estudio fue publicado en Abnormal miligramos. Los jóvenes con problemas severos de inatención tenían cinco veces más probabilidades de usar drogas ilegales distintas al alcohol o a la marihuana a edades tempranas. Esto pasó a ser una variable singularmente importante cuando se consideraron además, el trastorno de oposición desafiante (ODD, siglas en inglés) y el trastorno de conducta (CD). El factor de riesgo que presenta la inatención es similar al que ofrece el historial familiar.
  • El alcohol entra en la sangre con rapidez, ya que puede ser absorbido a través del estómago y el intestino delgado (a diferencia de la comida, que sólo se absorbe por el intestino). Al cuerpo le lleva casi una hora descomponer una unidad de alcohol (más para las personas mayores). Cuantas más bebidas se consuman en una hora, mayor contenido de alcohol en la sangre. Un nivel de alcohol en sangre por encima de 400 mg / dL (miligramos por un décimo de litro) puede poner en riesgo la vida.
  • Una vez que el alcohol llega a la sangre no se puede hacer nada para acelerar el proceso de eliminación. La idea de que una ducha fría, café o el comer ayuda a recuperar la sobriedad es falsa.
  • Aunque hay gente que queda dormida cuando toma, el alcohol deprime la parte del sueño conocida como REM (rapid eye movement o movimiento rápido de los ojos). El REM es esencial para un ciclo de sueño sano. Si se modifica, el resultado es un deseo de dormir más por la mañana y una sensación de cansancio durante todo el día.
  • Las "resacas" del día siguiente o hangovers se deben a varios factores, como la deshidratación, el exceso de comida o a haber dormido mal. Ayeces, incluso una pequeña cantidad de alcohol produce efectos molestos al día siguiente. Normalmente, el mejor remedio es el descanso y la rehidratación. Beber un gran vaso de agua antes de acostarse y otro al levantarse ayuda a quitarle peso a "la mañana después". Tomar algún medicamento sin receta (OTC) como acetaminofén, ibuprofeno, naproxin o aspirina antes de sentir los síntomas del hangover a veces ayuda a aliviar el posible dolor de cabeza. Pero hay que tener mucha precaución. Estos productos, en combinación con el alcohol, pueden irritar el estómago y causar toxicidad al hígado. Por eso ahora se exige una etiqueta de advertencia en los analgésicos OTC y de los medicamentos que los contienen, en la que se advierte de no consumirlos cuando se han consumido más de tres bebidas alcohólicas en el día. No es recomendable mezclar alcohol con medicación.
  • Medicamentos como tranquilizantes, antidepresivos, codeína, morfina, fenobarbital e, incluso, algunos antibióticos pueden formar combinaciones tóxicas con el alcohol. Combinar alcohol con antihistamínicos puede disminuir aún más la actividad funcional del sistema nervioso central.
  • Durante la recuperación es recomendable evitar los tranquilizantes porque existe el peligro de sustituir una adicción por otra. La abstención debe vivirse sin drogas de ninguna clase.
  • Las mujeres embarazadas deben evitar todas las bebidas alcohólicas.
  • El alcohol afecta a las personas mayores de forma diferente que a otros grupos. Hay más posibilidades de que cree problemas de absorción de nutrientes. También existe el riesgo de que se mezcle con medicamentos para enfermedades crónicas relacionadas con la vejez. Desgraciadamente, el alcoholismo entre las personas más mayores se da con mayor frecuencia de lo que se piensa y puede existir sin que nos demos cuenta y sin que haya ninguna intervención. Algunos piensan que las personas mayores se han "ganado el derecho" a tomar. La realidad es que estas personas tienen el mismo derecho que las demás a recuperarse.
  • En contra de lo que se cree, el alcohol no aumenta el deseo sexual, sino que lo deprime. Puede causar disfunción sexual en los hombres y romper el ciclo menstrual en la mujer.
  • Varios estudios han mostrado que, en cantidades pequeñas, el alcohol puede tener efectos protectores contra las enfermedades cardiovasculares y cancerosas. La cantidad de alcohol adecuada varía de un estudio a otro. La definición aceptada de una ingestión moderada de alcohol, según el U.S. Department of Agriculture, es una bebida o menos por día para las mujeres y dos bebidas o menos por día para los hombres (la bebida entendida como 12 onzas de cerveza, 4 onzas de vino o 1,5 onzas de licor 80proof). Nadie sugiere que los que no tomen tienen que empezar ahora para proteger sus corazones. Hay otras opciones, como realizar ejercicio con moderación, dejar de fumar y reducir las grasas saturadas de la dieta.

Nutrientes aconsejados

8P048-60 copia

L-Arginina 500 mg

8P052-60 copia

L-Glutamina 850 mg

Ayudan a dejar el alcohol. Necesarios para la  función cerebrál y hepática y para la regeneración de las células del hígado.

1G004-60 copia

Mega B50 Complex

Corrige deficiencias. Administrar de forma sublingual. A menudo deficiente en los alcohólicos. Reduce la retención del agua  y ayuda a aliviar la ansiedad, miedo y tensión asociadas a la recuperación.

 5P109-60 copia

Ácido Alfa-Lipoico 250 mg

 Ayuda a proteger el hígado y el páncreas del efecto del alcohol. Poderoso antioxidante.

8A069-60 copia

Enzimas digestivas 

 Ayuda a la digestión. Esenciales para la asimilación de las proteinas.

Contáctenos

Anberman Tecnologías S.L.
Avda. Quitapesares 8 nave 10
28670 Villaviciosa de Odón - Madrid

Telf. (+34) 912 333 686
Fax (+34) 512 700 511
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Catálogo de productos

Obtenga información completa de nuestra gama de productos disponible en todo momento en formato Adobe Acrobat (PDF).  Si desea una copia impresa solicítela a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y se la enviaremos por correo.

cat03

Pedidos

Si es un profesional del sector puede realizar sus pedidos al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o al teléfono 912 333 686.